
Cuando escucho de profesionales que le dicen a las familias que consultan por anorexia en sus hijos, “tiene que querer mejorar”, o “déjalo, va a comer cuando quiera”, o, peor aún, “primero tenemos que descubrir por qué no está comiendo”, me dan ganas de golpearme la cabeza contra la pared. Ningún profesional informado y EDucado diría algo semejante, y esto porque está demostrado que un cerebro desnutrido 𝙣𝙤 𝙚𝙨 𝙧𝙖𝙘𝙞𝙤𝙣𝙖𝙡. La desnutrición cerebral es un “neuromodulador poderoso” (Kim McCallum, 2017), que da lugar a actitudes y pensamientos irracionales. Es por esto que las personas con anorexia generalmente presentan síntomas ansiosos, depresivos, y obsesivos serios y persistentes: el cerebro desnutrido los gatilla y perpetúa.
El cerebro necesita aproximadamente 500 calorías diarias para funcionar. En un niño, niña o adolescente, las necesidades calóricas son más debido a su proceso de crecimiento. En un niño, niña, o adolescente con anorexia, las necesidades calóricas son muchísimas más de las que suelen recomendar nutricionistas y médicos.
El Dr. James Lock incluso insiste en la necesidad de evaluar seriamente la prescripción de medicamentos psiquiátricos en estos pacientes, ya que no existe evidencia alguna de que funcionen en un cerebro desnutrido, y la mayoría de síntomas se gatillan o exacerban por la desnutrición cerebral.
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